Escuela Nacional de Bellas Artes
Antecedentes Históricos
“El desarrollo artístico del Perú solo puede llegar a entenderse si lo asociamos debidamente
con las etapas de nuestra historia nacional, la evolución de nuestro arte no se da en forma aislada: nos encontramos inmersos
en la historia de América y Europa.
Las escuelas, tendencias, modos y estilos no son consecuencia del capricho de
unos pocos si no que obedecen a circunstancias culturales, políticas y sociales que determinan una manera particular de expresión".
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Un aspecto de la Exposición de la Academia Particular Concha. (1919) |
Siglo XIX
Los primeros gobiernos republicanos no vieron la necesidad de crear en el medio peruano escuelas
de arte. Las clases consumidoras de Lima preferían importar todo tipo de artículos europeos incluyendo obras de arte del más
estricto contenido académico. El neoclasicismo inspirado en técnicas y temas del pasado, encajaba perfectamente en la mentalidad
de la sociedad peruana de la época que carecía aun de identificación nacional.
La única academia de dibujo existente en la capital hasta avanzado el siglo XIX fue la que fundó
el Virrey Abascal, y que continuaba funcionando luego de la Independencia, en un sector de la Biblioteca Nacional. Su situación
económica era sumamente precaria ya que no contaba con apoyo material del Gobierno.
Esta academia estaba dirigía por el ciudadano ecuatoriano Francisco Javier Cortez (Natural de Quito
y estuvo en el Perú en 1841). Funcionaba en dos cuartos de la Biblioteca Nacional.
Su capacidad era para doscientos alumnos y solo tenia ochenta, en sus mejores tiempos, que hacían
clases de 6 a 7 de la noche, los días Lunes, Miércoles y Viernes. La enseñanza era gratuita y solo debían traer, los que podían,
algo de dinero para comprar las velas en las noches de clases. Los profesores no ganaban un sueldo, salvo el director que
recibía 600 pesos al año.
A la muerte de Cortez, Ignacio Merino toma la dirección de la academia, hasta el año de 1850, fecha
en que vuelva a Francia.
Ignacio Merino nunca cobró el sueldo de director por no necesitarlo. A pesar de las limitaciones,
esta academia constituyo el primer contacto artístico previo al obligado viaje de perfeccionamiento en el exterior.
Pintores como: Ignacio Merino, Francisco Lazo, Luis Montero y Francisco Masias frecuentaron sus
aulas produciendo obras que después servirían de inspiración a los futuros pintores nacionales.
Después existió la Academia Particular Concha y finalmente una Escuela Municipal en la que enseño
el ciudadano italiano Leonardo Barbieri en 1860, y que dirigió Torrico hasta el día de su muerte.
Cabe mencionar la creación de una Sociedad de Bellas Artes, fundada durante le gobierno civil de
Manuel Pardo en 1872, con el encargo de crear un Museo de Historia. A parte de esto, el estado peruano escasamente apoyaba
a los artistas, otorgándoles exiguas becas para estudiar en el exterior.
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Revista de la Sociedad de Bellas Artes |
Siglo XX
Al inicio del siglo XX, el Perú comenzaba a vivir una serie de cambios que transformarían el estancamiento artístico
nacional y que harían de nuestro medio, y no ya de Europa, el foco de atención de nuestros artistas.
Terminada la Guerra del Pacifico, se inicio la lenta reconstrucción del país bajo la orientación civilista. Lima,
la capital, era objeto por primera vez de una mayor concentración humana. El auge ferrocarrilero que acompaña a esta transformación
económica puso en contacto a la variedad de grupos sociales étnicos que conforman nuestro país.
Frases como "lo pre-hispánico", "lo nacional", "lo indígena" se convirtieron en el foco de interés de nuestros intelectuales.
La literatura tuvo su precursor en Gonzáles Prada; el movimiento indigenista encabezado por Pedro Zulen se volcó de manera
espontánea y romántica a la denuncia del maltrato sufrido por el indígena; futuros ideólogos como Haya del a Torre, José Carlos
Mariategui, Jorge Basadre, entre otros iniciaron movimientos estudiantiles que terminaron solidarizándose con la realidad
popular.
El arte como manifestación del medio en el que se desenvolvía no podía mantenerse marginado de la maduración social
del país y poco a poco, sus expresiones fueron encontrando una mayor compenetración con los valores locales y nacionales.
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Sra. Adelinda Concha Benefactora de la Academia Concha (1918) |
La tenaz y solitaria presencia de la Academia de Dibujo Concha, el surgimiento de patronatos de arte, la llegada de
expositores nacionales y extranjeros, la critica artística y la asimilación de los pintores al ámbito bohemio limeño; dieron
un margen de apertura en cuanto a temas y permitieron la experimentación con diversas técnicas.
La Iniciativa de Teófilo Castillo
Lo más significativo para el arte de esos tiempos fue la infatigable campaña periodística encabezada por el artista
Teófilo Castillo en favor de un arte auténticamente nacional, cada vez menos extranjerizante y que debía tener sus cimientos
en una escuela patrocinada por el gobierno. En la vida y obra del maestro Teófilo Castillo se reflejan todas las contradicciones propias de un mundo que
está en pleno proceso de autodescubrimiento.
Este insigne artista trato de encontrar un arte vivo, con raíces peruanas como lo demuestran sus obras, no solo en
las referidas a paisajes andinos sino en aquellas en las que quedó plasmado el romántico recuerdo del pasado y la añoranza
por un mundo palaciego que el artista ve desvanecerse.
La creación del decreto Ley de la ansiada Escuela de Bellas Artes se materializó en Setiembre de 1918, durante
la última etapa del gobierno civilista del presidente Pardo.
Quedó de manifiesto la intención "conservadora" del gobierno al nombrar como su primer director a Daniel Hernández,
pintor emigrado por largos años del medio peruano, con una formación neoacademica impecable, de reconocimiento internacional
por la calidad de su obra; pero ajeno al entorno cultura e histórico que motivaron la creación de nuestra Escuela de Bellas
Artes.
Con esta breve nota queremos colocar en el sitial que se merecen a aquellas
personas que lucharon por una Escuela de Bellas Artes del Perú, representadas en la persona del Maestro Teófilo Castillo,
infatigable luchador y defensor de nuestra cultura, que ha quedado en el olvido y anonimato de la Historia de Bellas Artes,
pero en la mente y el corazón de miles de peruanos que dieron fe del tesón y empeño que puso para que el Perú tenga su propia
Identidad Artística con la fundación de nuestra Escuela de Bellas Artes. (J.C.S)
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Teófilo Castillo (Autoretrato) |
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